No íbamos a ir a España y quizás nunca hayamos llegado. Desde que salimos de Buenos Aires pensamos que tanto Portugal como España nos iban a quedar para un viaje corto futuro. Después de haber estado en Barcelona por casi una semana sigo pensando que nos quedaron afuera del recorrido los dos países, la capital de Cataluña no habla español ni se reconoce parte del Estado conquistador de gran parte de América.
Francia es mucho más que París – Velodysseey, Burdeos y Canal du Midi
Primer post escrito enteramente desde Buenos Aires, no terminamos de caer, que ésta tarde no hace falta buscar un buen lugar de acampe, ni que tenemos que rastrear wifi para ver si alguien de Warmshower nos aceptó para dormir bajo techo con comidas e historias de por medio, e incluso, cada tanto, se me da por ver las aplicaciones del teléfono que tanto usaba mientras viajábamos, la del clima y la que cuenta los kilómetros pedaleados. Pero acá estamos, cambiamos los cinco grados bajo cero en la bolsa de dormir por el verano bonaerense. Por respeto al que haya leído nuestros posts, pero sobre todo por nosotros mismos, vamos a contarles los últimos capítulos de lo que fue éste, nuestro primer viaje “largo”, con la misma pasión con la que viajamos y pedaleamos esos meses más intensos y llenos de vida de nuestra existencia.
Los valles del río Loira – parte 2
Seguimos con el recorrido por los enamorables Valles de Loira…
De Tours nos dirigíamos a Saumur (Saumú, pronunciado), pero en medio íbamos a pasar una noche en Chinon. Las lluvias continuas dificultaban nuestro pedaleo, así que empezamos a buscar más enérgicamente casas de gente donde dormir, además que las experiencias venían siendo más que positivas, conociendo mucho de la cultura del lugar con franceses súper simpáticos (todo lo contrario a la creencia popular). La primer noche post Tours fue en carpa igualmente, cerca del castillo de Ussé, el “elegido” por Flor para visitar por dentro. Como las entradas para las visitas internas son caras (ninguna baja de 10 euros) decidimos entrar a uno y ese es el Ussé, el que inspiró a Charles Perrault para escribir la Bella Durmiente, “La Belle Bois”.
Los Valles de Loira, tutorial de bici-camping y enamorados de Francia – Parte 1
Nos fuimos de París con el pecho inflado hacía Gien, pueblito casi en el centro de Francia por donde pasa el río Loira, y donde comenzaríamos nuestro trayecto hasta el océano atlántico. Leímos en internet que este tramo estaba en muy buen estado y que era lindo para hacerlo en familia. Habiendo terminado el recorrido al momento que escribo esto no me queda más que reafirmar ese “rumor”, y no solo eso, sino que el sendero de “Los Valles del Loira” es un excelente “viaje tutorial” para cualquiera que quiera incursionar en el mundo del ciclo-camping. Antes le decíamos cicloturismo, pero un amigo ciclista que tiene sus años en esto ya nos enseñó la diferencia: el ciclocamping es lo que hacemos nosotros, bici y camping libre, y el cicloturismo es justamente bici y turismo durmiendo en hotel. Ambos disfrutables, pero diferente, claro está.
Siempre tendremos París
“Nos dieron unas cuantas patadas en el culo y nos mandaron de vuelta a 1789…¿Qué exigimos? Pedimos, peor, ni siquiera exigimos, esperamos que el mundo se organice con sentido común. Que la gente sepa que viven en una comunidad, que se organicen, que haya justicia, que trabajen por el bien común…¿Sabes que es eso? Libertad, Igualdad y Fraternidad” decía Federico Luppi en la película “Lugares comunes”. Historia inspiradora si las hay.
Francia aparece en nuestra ruta con un tiempo especial, es el país al que más días le vamos a dedicar, sin contar Dinamarca, claro. Nos llama, casi con señales de humo desesperadas, desde su atrapante historia, su famosa cocina, la naturaleza…básicamente todos los elementos que constituyen el significado de cultura. Quitamos del itinerario nuestro paso por Holanda y Bélgica. Debes estar pensado “estos boludos se están perdiendo de dos países sumamente interesantes”, y sí, lo sabemos. Es que si miramos en el mapa, todo nos seduce, pero nos fuimos de Suiza con aguanieve y cinco grados bajo cero. La nueva patria de Máxima y su vecino no parecen más cálidos considerando su cercanía con el polo norte. Sin embargo, Francia aparece en nuestro ideario como una meca de sol, playas, ríos y un idioma que enamora. Además, dos semanas menos en los otros significan un mes y medio, en total, en las tierras de “Liberté, Igualité y Fraternité”. Tomamos la decisión entonces, seguros, de que ese cambio podía ser un eje en el viaje y nada mejor que empezar por la famosa París, claro, y dejar los pueblos para el deleite posterior.
Entre montañas y fondue – Suiza parte II
No me gusta exagerar en los relatos. Usted, estimado lector o lectora (amigos y familiares), sabe que no es necesario engrandecer las historias de nuestro viaje. Toda esta aventura me sigue sorprendiendo tanto que muchas veces me gustaría musicalizar recuerdos, sobre todo en esta etapa de bicicleta. El pedaleo silencioso, ocasionalmente, podría tener sonido de fondo como para sentirme totalmente dentro de mi propia película. Me conformo con guardar en mi mente la mayor cantidad de imágenes posibles. Y como no me gusta exagerar las historias, directamente voy a citar el textual que escribí el día que fuimos a cruzar el Brünig Pass, el paso de montaña más alto que vayamos a pasar en todo el viaje:
Colección de paisajes infinitos – Suiza (parte 1) y Liechtenstein
Que Suiza si, que Suiza no, que no vamos a poder subir las montañas, que vamos a agarrar todos los caminos que vayan por abajo, que es uno de los países más caros del mundo, que es súper interesante porque se mantuvo al margen de todas las guerras, que el país tiene 3 idiomas y 3 culturas fuertemente marcadas… Bueno, todas esas idas y vueltas, esos tires y aflojes a favor y contra Suiza decantaron en un tímido sí. Mantuvimos la idea original, la de recorrer la República de los bancos a pesar de que el sur de Alemania nos había castigado un poco con las subidas empinadas en algunos tramos.
Viajar en bicicleta por Europa – Cicloturismo desde cero, consejos y experiencias.
Todos sabemos muchas cosas de Europa, que la moneda universal en muchos países es el Euro, que existen París, Madrid, Amsterdam, Berna, Berlín y Praga; que son muchos estados chicos en territorio, poderosos a nivel mundial y con culturas muy muy distintas unos de otros. También aprendimos mucho de la historia de este continente en la escuela, de la Revolución Francesa y de la Industrial, inclusive sabemos que el mejor jugador de fútbol del mundo juega en el Barcelona y se llama Lionel Messi, y que el segundo mejor, juega en el Real Madrid. Sabemos banda de cosas de Europa pero, al resto del mundo, nos tienen escondido uno de sus tesoros más preciados: viajar en bicicleta.
Pedaleando en Baviera
Volvimos al pedaleo después de unas minis “vacaciones” entre lo que fue Praga – Múnich. La nueva ruta era, como mínimo, un desafío a nuestras piernas y un examen a las ganas que nos empujan a hacer esta inexperimentada locura. De la ciudad del Oktoberfest apuntábamos hacía el sur, hacía los Alpes germanos, la famosa Bavaria (en Español se dice Baviera pero nosotros ya nos acostumbramos a la otra versión). La idea era agarrar la ruta ciclista “Bodensee – Königssee”. La traducción sería “Lago Constanza – Lago Konig”, el primero es el más grande de Alemania y funciona como frontera con Suiza y Austria, y hacia allí nos dirigíamos. Intuimos que iba a estar hecha para que la gente pasee por entre las montañas sin necesidad de subirlas y para poder observar los famosos castillos de la región. Nosotros nos uniríamos a este recorrido en el medio, así que Kochel nos esperaba.
La Checa famosa (parte 2) y unas cervezas en el verdadero Oktoberfest
Entre Dresde y Praga teníamos nuestro último tirón de este primer mes de pedaleo. Nos quedaban 50 kilómetros hasta la frontera Checa y más de 180 para llegar a la famosa capital de la ex Checoslovaquia. Si bien la frutilla del postre de Alemania del Este fue la joya arquitectónica de Dresde, todavía nos quedaba pasar por algunos pueblitos que como koalas celosos quedaron aferrados en nuestra memoria.