Nuestro itinerario cambió varias veces, tiene más mutaciones que Michael Jackson, estuvimos en ciudades que antes del viaje ni sabíamos que existían y dejamos sin ver siquiera de lejos otros lugares que nos parecían paradas obligadas. Y nos sentimos cómodos y contentos haciéndolo de esta forma, cuando parece que la ruta es tan obvia como un vidente leyendo el destino aparece una voz en alguna de nuestras cabecitas que dice “¿y si en vez de ir por acá van por allá?”. Y todo se renueva, trasforma y abre nuevas posibilidades.
Sinceramente Estambul no estaba en los planes de ninguno de los dos. La cantidad de kilómetros “de más” y nuestra ignorancia sobre Turquía nos hacían no prestarle atención a la metrópoli de dieciséis millones de habitantes. Las recomendaciones de algunos conocidos hicieron que lo repensáramos y finalmente la insistencia de otros viajeros a lo largo de nuestros días en Europa nos hicieron poner a Estambul como un destino indiscutible en nuestro 2014.