El pibe del delivery, Galeano y Riquelme

cuento 3

   Tenía pinta de crack. De esos flacos muy flacos habilidosos, rápidos, con más gambeta que potencia. Un atrevido, un picante. Tenía zapatillas blancas deportivas, gastadas, las bajitas con la pipa al costado. El equipo de entrenamiento de la selección argentina de hace algunos años, medio gastado. En el hombro colgaba un bolso negro grande con el nombre de una casa de comidas. Es un pibe que trabaja de delivery.

   Estaba parado, con una mano sostenía un libro y con la otra se mantenía del caño cromado para no caerse. Viajo en subte todos los días desde hace 5 años y vi todo tipo de gente. El indiferente, el extrovertido, el que canta en voz alta o el que tiene la música fuerte en el celular, el que tiene el pelo de muchos colores y el que no tiene pelo, la señora que pide el asiento y la que resopla porque nadie se lo cede sin resoplar. El albañil, el abogado, el estudiante universitario, el escolar. Una fauna fácil de identificar a los ojos entrenados de un observador amateur. Este pibe me alegró el viernes. Es una especie en extinción. Sigue leyendo

Descargo del viajero

             El cuentito supremo de la vida correcta, del deber y la acumulación, del cómo hay que llegar a la terraza para poder elegir teñirnos las canas o comprarle regalos a los nietos con la magra jubilación. Una historia que debemos aprender de memoria tanto en el escuela como en casa. Universidad, trabajo en blanco, presentismo, reloj, jefes, obediencia, salario, hijos antes de los treinta, casamiento, progreso individual. Algunos elementos del ascensor que te deja en ese techo en mejor forma, con más aire y más comodidad, pero con la vida en la espalda. Años, desganado.           El encierro del viajero en ascensor es invisible a los ojos del empresario de traje, del conejo blanco que no suelta el reloj. La creatividad se convirtió en una herejía y el coraje en demencia. Llegar a la terraza por la escalera una abominación, trepar por una cuerda avistando el paisaje es de mente sulfatada y al loco que llega volando en globos de colores hay que crucificarlo e ignorar su pestilencia. Por desacato al orden social. Si yo sufro con el sistema, suframos todos. Si intentas salvarte, odio. Pensamiento contemporáneo. Rebelión ya, cambio de perspectiva urgente. Disfrutar el viaje a la terraza, esa es la ley primera.

Pintando Budapest