Descargo del viajero

             El cuentito supremo de la vida correcta, del deber y la acumulación, del cómo hay que llegar a la terraza para poder elegir teñirnos las canas o comprarle regalos a los nietos con la magra jubilación. Una historia que debemos aprender de memoria tanto en el escuela como en casa. Universidad, trabajo en blanco, presentismo, reloj, jefes, obediencia, salario, hijos antes de los treinta, casamiento, progreso individual. Algunos elementos del ascensor que te deja en ese techo en mejor forma, con más aire y más comodidad, pero con la vida en la espalda. Años, desganado.           El encierro del viajero en ascensor es invisible a los ojos del empresario de traje, del conejo blanco que no suelta el reloj. La creatividad se convirtió en una herejía y el coraje en demencia. Llegar a la terraza por la escalera una abominación, trepar por una cuerda avistando el paisaje es de mente sulfatada y al loco que llega volando en globos de colores hay que crucificarlo e ignorar su pestilencia. Por desacato al orden social. Si yo sufro con el sistema, suframos todos. Si intentas salvarte, odio. Pensamiento contemporáneo. Rebelión ya, cambio de perspectiva urgente. Disfrutar el viaje a la terraza, esa es la ley primera.

Pintando Budapest

Un pensamiento en “Descargo del viajero

Deja un comentario