Primer post escrito enteramente desde Buenos Aires, no terminamos de caer, que ésta tarde no hace falta buscar un buen lugar de acampe, ni que tenemos que rastrear wifi para ver si alguien de Warmshower nos aceptó para dormir bajo techo con comidas e historias de por medio, e incluso, cada tanto, se me da por ver las aplicaciones del teléfono que tanto usaba mientras viajábamos, la del clima y la que cuenta los kilómetros pedaleados. Pero acá estamos, cambiamos los cinco grados bajo cero en la bolsa de dormir por el verano bonaerense. Por respeto al que haya leído nuestros posts, pero sobre todo por nosotros mismos, vamos a contarles los últimos capítulos de lo que fue éste, nuestro primer viaje “largo”, con la misma pasión con la que viajamos y pedaleamos esos meses más intensos y llenos de vida de nuestra existencia.
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Los valles del río Loira – parte 2
Seguimos con el recorrido por los enamorables Valles de Loira…
De Tours nos dirigíamos a Saumur (Saumú, pronunciado), pero en medio íbamos a pasar una noche en Chinon. Las lluvias continuas dificultaban nuestro pedaleo, así que empezamos a buscar más enérgicamente casas de gente donde dormir, además que las experiencias venían siendo más que positivas, conociendo mucho de la cultura del lugar con franceses súper simpáticos (todo lo contrario a la creencia popular). La primer noche post Tours fue en carpa igualmente, cerca del castillo de Ussé, el “elegido” por Flor para visitar por dentro. Como las entradas para las visitas internas son caras (ninguna baja de 10 euros) decidimos entrar a uno y ese es el Ussé, el que inspiró a Charles Perrault para escribir la Bella Durmiente, “La Belle Bois”.
Los Valles de Loira, tutorial de bici-camping y enamorados de Francia – Parte 1
Nos fuimos de París con el pecho inflado hacía Gien, pueblito casi en el centro de Francia por donde pasa el río Loira, y donde comenzaríamos nuestro trayecto hasta el océano atlántico. Leímos en internet que este tramo estaba en muy buen estado y que era lindo para hacerlo en familia. Habiendo terminado el recorrido al momento que escribo esto no me queda más que reafirmar ese “rumor”, y no solo eso, sino que el sendero de “Los Valles del Loira” es un excelente “viaje tutorial” para cualquiera que quiera incursionar en el mundo del ciclo-camping. Antes le decíamos cicloturismo, pero un amigo ciclista que tiene sus años en esto ya nos enseñó la diferencia: el ciclocamping es lo que hacemos nosotros, bici y camping libre, y el cicloturismo es justamente bici y turismo durmiendo en hotel. Ambos disfrutables, pero diferente, claro está.
Siempre tendremos París
“Nos dieron unas cuantas patadas en el culo y nos mandaron de vuelta a 1789…¿Qué exigimos? Pedimos, peor, ni siquiera exigimos, esperamos que el mundo se organice con sentido común. Que la gente sepa que viven en una comunidad, que se organicen, que haya justicia, que trabajen por el bien común…¿Sabes que es eso? Libertad, Igualdad y Fraternidad” decía Federico Luppi en la película “Lugares comunes”. Historia inspiradora si las hay.
Francia aparece en nuestra ruta con un tiempo especial, es el país al que más días le vamos a dedicar, sin contar Dinamarca, claro. Nos llama, casi con señales de humo desesperadas, desde su atrapante historia, su famosa cocina, la naturaleza…básicamente todos los elementos que constituyen el significado de cultura. Quitamos del itinerario nuestro paso por Holanda y Bélgica. Debes estar pensado “estos boludos se están perdiendo de dos países sumamente interesantes”, y sí, lo sabemos. Es que si miramos en el mapa, todo nos seduce, pero nos fuimos de Suiza con aguanieve y cinco grados bajo cero. La nueva patria de Máxima y su vecino no parecen más cálidos considerando su cercanía con el polo norte. Sin embargo, Francia aparece en nuestro ideario como una meca de sol, playas, ríos y un idioma que enamora. Además, dos semanas menos en los otros significan un mes y medio, en total, en las tierras de “Liberté, Igualité y Fraternité”. Tomamos la decisión entonces, seguros, de que ese cambio podía ser un eje en el viaje y nada mejor que empezar por la famosa París, claro, y dejar los pueblos para el deleite posterior.