Volvimos al pedaleo después de unas minis “vacaciones” entre lo que fue Praga – Múnich. La nueva ruta era, como mínimo, un desafío a nuestras piernas y un examen a las ganas que nos empujan a hacer esta inexperimentada locura. De la ciudad del Oktoberfest apuntábamos hacía el sur, hacía los Alpes germanos, la famosa Bavaria (en Español se dice Baviera pero nosotros ya nos acostumbramos a la otra versión). La idea era agarrar la ruta ciclista “Bodensee – Königssee”. La traducción sería “Lago Constanza – Lago Konig”, el primero es el más grande de Alemania y funciona como frontera con Suiza y Austria, y hacia allí nos dirigíamos. Intuimos que iba a estar hecha para que la gente pasee por entre las montañas sin necesidad de subirlas y para poder observar los famosos castillos de la región. Nosotros nos uniríamos a este recorrido en el medio, así que Kochel nos esperaba.