Un viaje al pasado en la Alemania del Este – Berlín

Cruzamos nuestra primera frontera pedaleando. Dejamos atrás el país que divide la mitad de sus habitantes en apellidarse Nielsen o llamarse Jacob (o Jakob), vale decir que todo fue muy lindo en Dinamarca, especialmente las campiñas al sur. Nuestra primera ciudad alemana fue Flensburg y lo que más nos llamó la atención fue que… ALEMANIA ES BARATO jajaja de verdad, los precios nos resultaron bajos después de estar viviendo más de 3 meses en su vecino nórdico. Aprendizaje: Dinamarca es tan cara que te quita perspectiva de los precios, y en Alemania hay chocolate de la marca de la vaquita violeta (y en todas sus variedades). Jaque mate. Game over. Siamo fuori de la copa en danés.

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Nuestra primera ciudad alemana (Flensburg)

                En Flensburg nos quedamos dos noches porque llovía y pegamos muy buena onda con un par de ciclistas alemanes. Nos invitaron unas cervezas artesanales y disfrutamos una noche muy entretenida en un camping. Al día siguiente ambos partieron, uno se volvió a su casa dejándonos su número para contactarlo cuando estemos en Friburgo y tengamos donde dormir y el otro nos obsequió un desayuno muy bueno antes de continuar pedaleando en dirección opuesta a la nuestra. Primer acercamiento con alemanes que tienen fama de fríos y distantes. Fríos están los pies en invierno, pero los alemanes hasta acá, muy copados. De Flensburg podemos decir que es una (muy) bonita ciudad portuaria con un encanto bastante particular en su lucha por intentar ser definitivamente alemana aunque la historia le recuerde en el presente que fue parte de Dinamarca durante la mayor parte de su existencia.

                Seguimos camino a Hamburgo donde nuestra primera parada fue Rensburg, siendo nuestro día de mayor pedaleada hasta el momento (65 kms jajaja), sumado a la lluvia y el viento de frente, fue un día largo y malhumorado. Como ya hacía varios días que veníamos acampando (entre camping pago o el famoso “libre/pongo la carpa donde se me canta lero lero”) quisimos aprovechar un contacto que nos aceptó en Warm Showers ¿Qué es eso? Una página símil a couchsurfing pero específicamente para gente que viaja en bicicleta. Así de loco y de bueno. Porque es gente que entiende que uno se puede atrasar un día, llegar súper cansado o cagado de hambre. En fin, por el momento “cambiamos” y es bastante positivo.

La puerta de Brandenburg iluminada

La puerta de Brandenburg iluminada

                En Rensburg nos recibió Desiree, donde dormimos una noche y al día siguiente, nos recomendó que utilicemos el tren regional. Resulta que los domingos hay una promo en Alemania para viajar haciendo combinaciones en que uno gasta menos de la mitad del pasaje, y sumando eso a que ella nos recomendó evitar la zona cercana a Hamburgo porque sólo tiene pueblos industriales, pegamos cambiazo y nos tomamos el tren a Berlín. Sin previo aviso. A la noche estábamos llegando a la capital alemana y con un número de teléfono de un amigo de Desiree que aceptó hospedarnos.

                Jörg y Carola nos abrieron las puertas de su casa, nos invitaron a comer y tomar, tuvimos charlas extensas y super interesantes. No podíamos pedir más. Estábamos en Berlín con berlineses. En realidad Carola era la única nacida en la ciudad, pero Jörg hacía ya varios años que vivía ahí. Desde la primer noche nos dijeron “quédense los días que quieran”. No tienen idea lo invaluable que es eso para un viajero cuando llega a una ciudad abrumadora como Berlín. ¿Fríos los alemanes? Patrañas y calumnias. Aprendan griegos. Esta pareja es la primera en nuestro viaje que no contactamos por internet, sino por un conocido, y que para ellos es toda una ocasión especial recibirnos. Lo que multiplica por mucho la experiencia.

Jorg y Carola probando mate

Jorg y Carola probando mate

                Visitamos la puerta de Brandemburgo, caminamos largas horas por todo el centro (museos, bibliotecas, etc), visitamos las estaciones de tren, el famoso Checkpoint Charlie y por supuesto, el muro de Berlín, o lo que queda de él. Nos dimos una inyección de historia alemana y europea que difícilmente un cuatrimestre en la facu podría habernos dado. La famosa pared de concreto dividía la República Federal  de Alemania de la República Democrática de Alemania. Para entender rápidamente el contexto, la occidental (RFA) era gobernada por Francia, Inglaterra y Estados Unidos, mientras que la Alemania Oriental (RDA) por los soviéticos. Todo esto post-segunda Guerra Mundial, post-nazismo. Las tensiones políticas en la región eran más que imaginables sumado a que la zona alemana del Este siempre tuvo más simpatía por sus filósofos y políticos de izquierda como Marx y Engels que los alemanes del oeste. Entonces, con este panorama, en 1961 bajo custodia de soldados del Ejército Rojo de un lado y sus pares del Ejército Estadounidense del otro, se levantó el (oficialmente) llamado “Muro Antifascista” por decisión soviética. Más conocido como el “Muro de la Vergüenza” en todo el mundo.

Flor no pudo resistir la tentación de fotografiarse con Marx y Engels

Flor no pudo resistir la tentación de fotografiarse con Marx y Engels

                Carola en esa época vivía en la región estadounidense. Sus recuerdos están frescos y nos contó con una mezcla de apego y cercanía barrial lo que para el mundo fue una de los acontecimientos más relevantes en la vida sociopolítica de los últimos 50 años. La caída del Muro era algo que se veía venir, el occidente vivía en la “abundancia”, según palabras de la berlinesa, mientras que en la RDA en el este, la gente hacía fogatas en sus livings para pasar el frío del invierno. La noche en que los alemanes del Este reunificaron Berlín saltando el Muro, haciendo que caiga, la gente corría por las calles occidentales abrazándose con todos. En Alemania del oeste y en la capital no existe discusión alguna sobre qué tipo régimen tiene que predominar en el planeta, sin análisis profundos la cuenta es “libertad = capitalismo”. Había un lado, un modelo global que había “ganado”, por diversos motivos y tanto Carola como Jörg tuvieron asiento en primera fila.

                No se trata de ver qué lado o no tuvo razón, verdad. Murió mucha gente y tanta otra sufrió el desapego de seres queridos. A Carola le quedó la mitad de la familia de un lado del muro y la otra, del otro. Quizás sea ingenuo, pero estoy seguro que el 98% de la gente tiene buenas intenciones, y más allá de qué lado haya peleado/defendido, la intención era buena, de un mundo mejor. Si de alguien desconfió es de los poderosos, pero no de los ciudadanos.

Nosotros en el muro

Nosotros en el muro

                Después de una cena despedida donde Carola cocinó Spätzle (una pasta con carne tradicional alemana, muy rica) a la mañana siguiente fuimos a Postdam, una ciudad a 25 km de Berlín que fortuitamente no fue muy afectada por la guerra. Allí nos recibió Felicitas, esposa del ahijado de Jörg. Nuevamente nos hospedamos en casa de un conocido de conocido y la experiencia fue fabulosa. Pudimos pasear por los famosos jardines de Postdam, ciudad que albergó en mayor parte a tropas rusas en la guerra y por eso se salvó. Los jardines fueron construidos por el káiser Guillermo II, amante de la “vida culta”, se la daba de filósofo, artista y pensador pero bien que se lo recuerda como un megalómano frío y egoísta jaja.

Uno de los palacios de Postdam

Uno de los palacios de Postdam

                Seguimos viajando hacia el sur buscando encontrar el camino del río Elba que nos habían recomendado. Bien que hicimos porque nuestro viaje pedaleando cambio rotundamente. Si algo tenemos que aprovechar de este “primer viaje en bici” es que estamos en Europa, donde hay rutas especiales para hacer en bicicleta. Algo así como un tutorial para nabos como nosotros. Cambiamos el pedaleo en ruta por unas sendas especiales para ciclistas que atraviesan campos y bosques, que bordean ríos y lagos, evitan subidas empinadas y a cambio de un par de kilómetros “de más” te da lindos paisajes. A partir de ahora, ¡nos dedicamos a buscar este tipo de rutas hasta que volvamos!

                Dormimos cinco noches en carpa entre Postdam y Dresde, en los pueblos de Elster, Mülhberg y Meissen, donde la gente difícilmente habla inglés y la conexión a internet es un bien tan escaso como innecesario para los locales (y la verdad que para nosotros también, quitando que no podíamos comunicarnos con nuestras familias para avisarles que respirábamos).

Atardeceres únicos

Atardeceres únicos

Acampe libre

Acampe libre

                Estos pueblos de la antigua República Democrática Alemana siguen teniendo raíces visibles de aquellos años. La reforma agraria que impulsaron los soviéticos (expropiación de tierras a terratenientes nazis y redistribución de aquellas entre los 500 mil campesinos de esos lares) le da a la región una constancia de pueblos a 5 kms de distancia uno del otro. El partido SED, aquél que gobernaba la RDA hoy en día obtiene como mínimo un 25% de los votos en Alemania del Este. El segundo idioma, en lugar del inglés, es el ruso. Es la Germana rara, la que tiene pocos jóvenes, en la que los viejitos nos sonríen y saludan con la mano cuando pasamos pedaleando (me voy a morir con algunas de esas imágenes en la retina), en donde pedimos agua en una casa y nos dan botellas de soda, donde podemos parar a agarrar manzanas de los árboles y choclos de las plantaciones. Es la Alemania callada pero que está viva.

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                Y llegamos a Dresde, donde nos recibió el hijo del mejor amigo de Jörg. Tercera vez que nos hospedamos en casa de amigos de amigos. Ya no son conocidos y nada más. Con Jörg tenemos una relación seguida por medio de mensajes y envío de fotos digitales. Nos recibió Moritz en Dresde, ciudad que sin mucha explicación (no era un punto estratégico en la guerra, ni había motivos reales que justificaran el hecho) en finales de la segunda Guerra Mundial fue duramente bombardeada por fuerzas inglesas y estadounidense que barrieron con el 75% de la ciudad. Murieron entre 25 y 30 mil personas en dos días. Una locura. Actualmente el centro histórico, en parte, fue reconstruido con una mixtura de ladrillos ennegrecidos de aquella tragedia y otros nuevos. Es una joya arquitectónica que no es una ciudad grande pero tampoco una pequeña. Y justamente esos edificios rehechos marcan un poco lo que esta interesantísima región nos deja, historia en el presente, que golpea el pecho y los ojos, que nos invita a pedalear en silencio imaginando, delirando. Nos vamos de la Alemania del Este, que probablemente, sea uno de los tramos que más disfrutamos en todo el viaje.

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                Gracias por leer este extenso post. Saludos

19 pensamientos en “Un viaje al pasado en la Alemania del Este – Berlín

    • Muchas gracias!! Solo hay que tener ganas, el camino hasta ahora no es difícil 🙂 hasta encontramos grupos de jubilados (o algo así) que hacen partes del recorrido en sus vacaciones… muchos con bici a batería, pero al fin y al cabo lo hacen 😛

  1. La ultima foto la rompe! Es genial. Que manera de nutrir el cerebro con historia de lugares que hace 2 años ni si quiera sabíamos que existían.
    La foto de la pareja copada con el mate es GENIAL.
    Desde chico que me encanta andar en bici y que caminar me da paja, por eso esta parte del viaje me resulta muchooo mas atractiva que al primera, atractiva a mis ojos, obviamente.

    Saludos chicos,

  2. Hola cómo están????
    Me leí casi todas sus historias y me sirvió mucho para guiarme en mi primer viaje en bici que voy a hacer en septiembre.
    Mi duda, que no encontré aún, es que todavía no me lei todas las historias Jaja, como se manejaban con la comida? Mi idea es acampar pero como vamos a hacer er por día unos 150 kms queremos alimentarnos bien 😀

    • Hola Araceli!
      Perdón por la demora en responder, estábamos de viaje en Ushuaia, Tierra del Fuego.
      El tema de la alimentación es un temón, hay muchos datos al respecto y nosotros estamos armando un post al respecto, así que tu pregunta viene justa jajaja
      Lo más importante es que encuentres TU ritmo de comidas, cosa que te va a llevar al menos una semana de pedaleo y ritmo de viaje. Igualmente hay varios tips a tener en cuenta. Te digo algunos:
      – El desayuno y la cena son lo más importante. En cuanto a nuestra experiencia, comíamos bastante en el desayuno hasta sentirnos con energía, un café con algo para acompañar, pan con mermelada, o cereales. Es importante no comer «de más» porque después pesan las piernas.
      – No almorzar «formalmente». Te deja el cuerpo concentrado en procesar la comida, las piernas sin fuerza. Es mejor hacer paradas cada dos horas y comer fruta! Nosotros llevábamos siempre bananas, dan mucha fuerza. Y nuestro tentempié preferido: llevar uvas en el manillar de la bici. Las podes comer mientras pedaleas!!! jajaja
      – El tema de la cena es bastante individual. Nosotros comíamos bastante pesado, pero al otro día estabamos bien, con energía. Conocimos algunos ciclistas que preferían comer menos. Casi todas las noches nos hacíamos guiso: papas, lentejas, fideos, salsa de tomate. Todas cosas que el cuerpo pueda digerir de buena forma. Hay que tener en cuenta que van a estar quemando muchas calorías diarias, es necesario estar bien alimentado, con fuerza.
      – Nosotros comíamos bastante chocolate, una tableta entre los dos cada día. Se que suena mucho, probablemente lo sea jaja pero todos los ciclistas consumen bastante azucares, y en particular chocolates jaja

      A todo esto, no te asustes si fluctúa tu peso (subir una semana, bajar otra). Es que el cuerpo va quemando grasa para formar músculos. Nosotros terminamos quemando cerca de 10 kilos en el viaje en bici a pesar de toda la ingesta de guisos y chocolates jaja

      Cualquier cosa, duda más puntual que tengas, volvé a escribirnos sin drama :
      Saludos!

      • Muchísimas gracias!!! Y con el tema de cocinar el Guiso, compraron allá los elementos?
        Siiii entiendo lo de la comida, justo somos ciclistas de ruta, todos los dias hacemos arriba de 70kms (y comemos muuuucho,jajaja)por eso nos estamos animando a esta aventura pero los admiro a ustedes, que si mal no recuerdo, hacia mucho que no pedaleaban y se mandaron igual!!! Unos genios.

      • Ahhh!!! re bien! jaja yo les expliqué como si no supiesen nada 😛
        El calentador y las ollitas las llevamos (porque eran de buena marca), el gas butano lo compramos allá. Las casas outdoor de Europa tienen muuuucha más variedad de cositas útiles para viajes de cicloturismo. Hay que tener cuidado de no gastarse todo jajajajaja! tienen cosas muy útiles, muy divertidas también.
        Pero sí, el tema del calentador, ollas, etc lo llevamos, aunque no era necesario. El butano lo hubiesemos llevado pero no te lo dejan subir al avión, ni aunque despaches la valija 😛 (ya nos pasó de que nos llamen por altoparlante en el aeropuerto yendo de BS.AS a Córdoba jajajaja).

        Y si, no andábamos en bici desde los 12/13. Fue volver a sentirnos niños de la mejor manera

  3. Jajajaja!! Última pregunta (por ahora y si no es molestia jajajaja), tienen idea alguna ciclovía para pasar de Suiza a Italia (exactamente a Venecia)!?

    • No hay problema Araceli! 🙂
      Suiza es sumamente divertido para armar la ruta porque tienen una página estatal que es súper practica y útil:
      http://www.veloland.ch/en/cycling-in-switzerland.html

      Si haces click en el «mapita», te va a abrir un mapa de todo Suiza con TODAS las rutas ciclistas (las dividen en Nacionales, regionales y locales) donde podes ver todas las combinaciones que podes hacer. Además cada «tramo» de la ruta se le puede hacer click y te tira la info!! Altura, distancia, dificultad, servicios y algunas fotos.
      En tu caso tenes, por ejemplo, la opción de salir de Suiza por la ruta 3 (nacional, una que queremos hacer nosotros en el futuro, ya que es la «Norte-Sur» y nosotros hicimos la «Este-Oeste»). La ruta 3 sale por la ciudad de Lugano, en dirección a Milano, y de ahí encaras para Venecia. Y si preferis salir de Suiza más cerca de Venecia, podrías ver las rutas regionales 27 (Val-Mustair) o 65 (Inn Radweg) que salen más hacía el Este.
      De más está decir que en Suiza el 95% de las rutas ciclistas están bien preparadas y no se pierden en la nada jajaja como nos ha pasado en otros países.
      Saludos, espero que te sirva la info

      • Genios!!!!!! De gran ayuda! ya esuve mirando la pagina y las rutas, pensamos en 15 dias hacer 1050 kms. Serian 70 kms por dia, aprox. Que les parece? pusimos margen por si nos perdemos… igualmente pensamos comprar un garmin GPS. Ustedes como se ubicaban en las rutas?

        ahh otra duda, en el caso de querer visitar un museo, iglesia, etc. Como hacian con las bicis y las alforjas!?

        Perdon por tantas preguntas, es que tengo tantas dudas!!! jaja.
        Mil gracias por la buena onda, son de mucha ayuda!!! 🙂

      • Muy buen margen el de 70 por día! Les va a alcanzar joya. Para ubicarnos en las rutas usamos el querido google maps del teléfono jaja se pueden descargar los mapas de las zonas donde vas a recorrer, y tiene las rutas ciclistas incorporadas. A nosotros nos sirvió. Desactivábamos el 3g para que no coma la batería, solo el GPS activado para que nos guíe y además grabábamos nuestras rutas con la app «My tracks», que te marca cuantos kms haces, velocidad promedio, calorías, etc. Bastante útil.
        Con lo de donde dejar las bicis, nosotros las dejábamos en cualquier lado que en el momento nos pareciera que no iba a pasar nada. Incluso cuando entrabamos en los supermercados, las dejábamos con las alforjas puestas y no pasó nunca nada. No quiere decir que sea 100% seguro, pero la realidad en seguridad es otra (estoy hablando de las zonas no céntricas). En estacionamientos es una buena opción para zonas mas densas.
        Incluso para dormir muchas noches dejábamos las bicis con las alforjas puestas cerca de la carpa (atadas entre ellas, eso sí).
        Depende mucho en que zona estás. Es algo que lo sabes en el momento jaja Pero los biciviajeros recibimos mas solidaridad que rechazos o intentos de robo, definitivamente 😀

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